Cuando algo no sucede como se espera, uno puede frustrarse o desconcertarse. ¿Pero a dónde puede llevarnos eso? ¿No es la molestia una de las grandes nubes del pensamiento? ¿No es aquello, de cierta manera, y viendolo en retrospectiva, incluso más molesto que la causa original? Pasto para las llamas. Entonces uno puede elegir (¿Puede?) dejarlo pasar. Creer que las cosas ocurren por algo. Sea Dios o el destino, aquello exime de nuestro control lo que ha sucedido. Lo hace una elección fácil. Cómo echarle la culpa a otro. Entonces uno se ablanda (¿O se endurece, a saber de sus manias?). Cree que todo está fuera de su control. Que las riendas de su vida comienzan a soltarse. Se sienten flojas. Cómo si alguien las sostuviera. Cómo si descansarán en alguien. Entonces ocurre la verdadera tragedia. El ser pierde convicción a causa de su aparente falta de control. Deja de mover las aguas y permite que lo muevan. Que lo hagan flotar, avanzar. ¡Pobre! No conoce la fue...
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