Derramando nostalgia
Recordando la 3DS, mi querida 3DS, me preguntaba si sentiría lo mismo por la switch.
Esa nostalgia, esos bellos recuerdos de horas y horas jugando. El deseo de, por un momento, aunque sea sólo un instante volver a esos tiempos y experimentarlo como aquella vez cuando aún era la consola del momento. Poder volver a esa calmada villa en animal crossing, de noche cuando más encantadora parece (y cuando salen más escarabajos); darle la oportunidad a aquel metroid prime, ese al que no le perdonaron llamarse Metroid; comprar el free to play de submarinos, tal vez así me habría gustado mucho más; y, al final del día, llegar a casa ansioso por saber si encontré a alguien en streetpass.
Un montón de emociones que no volverán ni comprando otra 3DS ni bajando toda su librería. El presente no es eterno. La 3DS no lo fue, ni tampoco lo será la switch.
Me llevó 7 años darme cuenta, ahora que se me escapa. Hasta ahora que jugué Xenoblade Chronicles 3. Donde aparece este tema recurrente sobre lo efímero de la vida y la importancia de disfrutarla. Que hay cosas más allá de cada despedida por lo que seguir y por lo que luchar.
Fue un largo viaje que quisiera poder seguir un poco más, extenderlo más allá, que no se acabara nunca. Pero lo hace. Y solo queda seguir adelante.
Incluso después del final vacilé al pensar en volver a jugarlo y seguir con las tantas secundarias que me faltaban.
Es algo que nos podemos cuestionar a la hora de jugar ¿hasta que momento se extiende nuestra aventura? Todo lo que hice después de haberlo acabado, ¿Es aún parte de esta historia? De esta línea principal en la que mis personajes terminaron su aventura a las 80 horas, ni una más ni una menos.
Todo aquello se sentía en un principio tan ajeno, tan extraño, era como si profanara mi aventura previa en un intento por extenderla.
Y suena tan trivial el tomarse la molestia de pensar en eso, pero es que así funciona la narrativa de los videojuegos. Uno pone el límite a toda esta historia, la extiende, la revive y la reinterpreta de tantas formas como le plazca.
Al final me dispuse a creer que simplemente estaba en el spinoff, en el universo extendido, en un corte del director.
Cuál sea que fuere la idea que me permitiera seguir, es un alivio continuar descubriendo este mundo (que es inmenso con ganas). Tiene detalles por todos lados, algunas historias son pequeñas, aisladas y, porque no, hasta tediosas en ocasiones. También las hay mas largas, consecuentes, ligadas la una a la otra. Sin embargo, todas ellas aportan a construir esta ficción, a olvidarnos de que lo es. A creer que aquí podriamos sentarnos y ver pasar una vida entera.
Pero algún día he de levantarme, apagar el televisor. Y guardaré el cartucho, tal vez sabiendo que esa habría sido la última vez.
Y lo mismo haré con la switch. Ahora que la sucesora se encuentra más cerca que nunca, pronto llegará el momento en que acabare algo por última vez ahí. Y después solo la tomaré para jugar algo por nostalgia, o por que nunca lo jugué, pero no lo terminaré. Igual que con la 3DS, igual que con la Wii. Todo ciclo acaba y me da gusto que esté haya sido tan agradable.
Y si es que alguien lee este blog, ¿Que tal ha sido su experiencia con la switch? ¿Creen que vayan a extrañarla igual que a otras consolas? ¿Sentirán nostalgia de verla como al ver el menu de Wii?
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